Según una antigua tradición, Santa Bárbara era hija de un hombre muy rudo llamado Dióscoro. Como ella no quería creer en los ídolos paganos de su padre, éste la encerró en un castillo, al cual le había mandado colocar dos ventanas, pero la santa mandó a los obreros a que añadieran una tercera ventana para acordarse de las Tres Divinas personas que conforman la Santísima Trinidad. Sin embargo, este acto enfureció más a su incrédulo padre, quien permitió que la martirizaran cortándole la cabeza con una espada.
De esta manera, Santa Bárbara es representada con una espada, una palma (señal de que obtuvo la palma del martirio) y con una corona porque se ganó el reino de los cielos. La misma tradición señala además, que cuando Dióscoro bajaba del monte donde habían matado a su hija, le cayó un rayo y lo mató, y es por este hecho, que muchas personas rezan a la santa para pedir su intersección y verse libre de los rayos de las tormentas. En su sepulcro se obraron muchos milagros.
Probablemente por estos hechos, por los rayos y truenos que hubo en el momento de su muerte, Santa Bárbara se convirtió en la patrona de todos los artilleros europeos y, por extensión, en todas las profesiones que tienen que ver con explosivos y fuego: mineros, bomberos, canteros, bomberos, feriantes, fundidores, electricistas… y especialmente de los militares que pertenecen al arma de artillería en la mayoría de los ejércitos, incluso en algunos países árabes. Es, en definitiva, una de las patronas más populares de todo el mundo.
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